Esta salsita es una mahonesa elaborada a partir de corales de centollo, y recubre una ensalada de pasta fresca «kasera», tirabeques del navazo y centollo gallego aliñado.
Este mes comienza el mejor momento del año para consumir este centollo. Además, las circunstancias de este año inciden en su precio de manera positiva.
La calidad de este centollo, al igual que sucede en cualquier pescado, viene determinada tanto por el hábitat donde vive como por su alimentación. En su caso se cría en la parte alta de las rías gallegas, en zonas de escasa profundidad con poca agitación de las aguas. Como curiosidad, en esta primera etapa de desarrollo tranquilo, los centollos se concentran amontonados en forma de iglú; las piezas superiores que lo coronan protegen al resto de compañeros.
Una vez el centollo ha crecido y se siente fuerte abandona la comunidad en dirección a la costa rocosa; allí se desplaza con profusión en busca de alimento de cualquier especie marina; y allí alcanza el mejor tamaño, sus carnes rebosan sabor y el caldo interior del caparazón ha abandonado los fuertes toques minerales a fango otorgados por las aguas de las rías.
Este es el centollo que traemos a Fokacha.